Probablemente se preguntará si la grasa vuelve a salir. La respuesta es no. Una vez retirados los acúlos de grasa no volverán a aparecer ya que la grasa en las personas adultas es incapaz de reproducirse.
Los mejores candidatos para una Liposucción son aquellas personas que estando cercanas a su peso ideal, presentan acúmulos de grasa en determinadas zonas. Estos acúmulos generalmente distorsionan la silueta del cuerpo. La liposucción mejorará esta silueta para adaptarla a su peso, estatura y forma corporal.
Podremos eliminar grasa de las caderas, muslos, rodillas, tobillos, abdomen, brazos, etc. En casos seleccionados, es posible resaltar determinados rasgos anatómicos como la musculatura abdominal.
Un aspecto fundamental en esta operación es el estado en el que se encuentre su piel. Si su piel tiene una buena elasticidad los resultados serán mucho mejores que si tiene una piel flácida.
Una vez administrada la anestesia correspondiente, se introduce la cánula a través de una herida que suele oscilar entre los dos a cuatro milímetros. Estas heridas se colocan en lugares estratégicos y generalmente ocultos como el pliegue de la nalga. Mediante cánulas de diferente grosor y longitud se va extrayendo la grasa de las zonas que se vayan a tratar. El volumen de grasa final dependerá de la elasticidad de la piel. Si su piel tiene flacidez, no será aconsejable extraer toda la grasa existente, ya que posteriormente se producirá irregularidades en la piel. Si su piel es elástica este problema no se presentará ya que se adaptará sin problemas a su nuevo contorno.
Una vez finalizada la intervención, cada pequeña herida se cerrará con un punto y a continuación se colocará una faja a su medida en función de las zonas que se hayan tratado. Si la liposucción se realizó con anestesia local, podrá marcharse a su casa con las recomendaciones oportunas. Si se realizó con anestesia general deberá permanecer hospitalizada las horas necesarias hasta su total recuperación.
Cuando se quite la faja por primera vez, puede que note la presencia de algún pequeño hematoma; se trata de una situación normal y desaparecerán en pocos días.
Durante la primera semana, notará que la inflamación lógica que se acumula en las zonas tratadas oculta el resultado definitivo. No debe preocuparse ya que desde la segunda hasta la cuarta semana, esta inflamación irá desapareciendo con la ayuda de masajes. Aunque usted podrá ver el resultado definitivo al mes de la operación, en ocasiones la inflamación continua desapareciendo gradual e inapreciablemente durante dos meses más.
Si por cualquier motivo usted ganara peso lo hará de forma armónica según su nueva figura. Si se mantiene en su peso, los resultados serán permanentes.
La infección de las heridas o el sangrado excesivo son complicaciones raras que ocurren en menos del 1% de los pacientes. El sangrado excesivo o la presencia de grandes hematomas ocurren generalmente en casos en los que el paciente toma o ha tomado determinados tipos de medicaciones antes de la operación.
Más infrecuente aún es la apariencia de embolismos grasos o tromboembolismo, (es decir, la presencia de fragmentos de grasa o coágulos de sangre dentro del torrente sanguíneo), alteraciones del color de la piel o la alteración de la sensibilidad en las zonas tratadas.
El resto de compilaciones, incluyendo las derivadas de la administración de anestésicos, con las comunes a la práctica de otras intervenciones quirúrgicas. La aparición de pequeños hematomas o de inflamación en las zonas tratadas no deben considerarse como complicación. En, aproximadamente, un 20% de los casos es necesario retocar alguna zona pasados unos meses.